lunes, 7 de octubre de 2019

Biografia del Coronel Pedro Concha Torres

Coronel Pedro Concha Torres

Militar «esmeraldeño» nacido circunstancialmente en Cali, Colombia, el 29 de junio de 1874, hijo de don Uladislao Concha Piedrahíta y de doña Delfina Torres de la Carrera.

Cuando apenas tenía 11 años de edad fue enviado por sus padres a estudiar en la Academia Militar de Marguet, en Londres, Inglaterra, de donde volvió seis años más tarde, en 1891, graduado de oficial.

El 12 de febrero de 1895 inició su carrera militar como soldado revolucionario, cuando junto a Enrique Valdez y Pedro J. Montero se sublevó en Milagro en contra del gobierno del presidente Dr. Luis Cordero, acusado en el bullado escándalo de la «Venta de la Bandera». El intento revolucionario fracasó, por lo que tuvo que escapar y refugiarse en la Hda. Clementina.

Posteriormente se incorporó a las fuerzas del Crnel. Plutarco Bowen, quien lo nombró como uno de sus cuatro ayudantes y le dio el grado de Subteniente. Poco tiempo después, bajo las órdenes del Crnel. Juan Miguel Triviño participó, el 4 de junio, en la toma de Daule, apoyando de esta manera al triunfo de la Revolución Liberal.

Posteriormente, mientras los generales Eloy Alfaro y Cornelio E. Vernaza avanzaban vencedores y derrotaban a las fuerzas del gobierno en los combates de Chimbo y Gatazo, apoyó al Crnel. Manuel Serrano en la expedición que debía tomar la ciudad de Cuenca para incorporarla al nuevo orden político, y al mando de 500 hombres traídos por José Luis Tamayo y Lizardo García desde Manabí y Esmeraldas, avanzó hacia dicha ciudad para cumplir con esa importante misión.
Fue así como el 22 de agosto venció la heroica resistencia del Crnel. Antonio Vega y pudo tomar la ciudad para asumir de inmediato el cargo de Jefe Civil y Militar de la plaza.

Procedió entonces a exhumar los restos de su hermano -el Crnel. Luis Vargas Torres-, que había sido fusilado en 1887 por orden del gobierno progresista del Dr. José María Plácido Caamaño, y muchos de los que se sintieron culpables de haber participado en dicho fusilamiento huyeron de la ciudad pensando que buscaría vengar a su hermano, cosa que no sucedió.

En 1897 solicitó la baja del ejército y el Gral. Alfaro lo designó Cónsul en Hamburgo, Alemania y delegado del gobierno del Ecuador al 60 aniversario de la coronación de la Reina Victoria, en Londres, Inglaterra. Se trasladó entonces a Europa donde permaneció hasta 1901 en que terminó el primer gobierno alfarista.

Volvió luego al Ecuador y se mantuvo alejado de las actividades políticas hasta el derrocamiento del Presidente de la República Sr. Lizardo García; asistió entonces como Diputado por la provincia de Esmeraldas a la Constituyente de 1906 y también a las de 1908 y 1910, habiendo sido elegido, en 1909, Vicepresidente de la Cámara.

En 1910, ante el alevoso intento de los peruanos de mancillar nuestras fronteras, se reincorporó al ejército y marchó a El Oro como jefe de los tres batallones de esmeraldeños que hicieron temblar a los soldados enemigos.

Dos años más tarde, luego del sangriento Asesinato de los Héroes liberales expresó constantemente su rechazo al gobierno del Gral. Leonidas Plaza Gutiérrez que por segunda vez ocupaba la Presidencia de la República, por lo que en 1914 fue desterrado a Chile donde permaneció hasta 1918.

A su regreso fue nuevamente elegido Senador por la provincia de Esmeraldas a los congresos de 1920 y 1924; y en 1923 la familia Alfaro lo delegó para la exhumación y el traslado de los restos del Gral. Alfaro, desde Quito hasta Guayaquil. Posteriormente fue miembro de la Junta Suprema del Partido Liberal y Presidente del Comité Eloy Alfaro.

Retirado a su quinta «El Bosque», en La Magdalena, en Quito, el valeroso Crnel. Pedro Concha Torres murió el 2 de junio de 1962.

Biografía de José Concha Torres

José María Concha Torres

Nació en Esmeraldas por el año 1866, hijo de don Uladislao Concha Piedrahita y de la Sra. Delfina Torres de la Carrera.

Ingresó a las filas insurgentes cuando estalló la Revolución Liberal de 1895, y al año siguiente, junto a su hermano Pedro participó como Jefe del Batallón Esmeraldas en la toma de Cuenca, que el 22 de agosto terminó con la valerosa resistencia del Gral. Antonio Vega.

Al mando de su afamado batallón, murió en Pallatanga mientras viajaba a Quito, en el año 1899.

Biografía de Clemente Concha Torres

Clemente Concha Torres.

Luchador liberal nacido en Esmeraldas el 22 de agosto de 1862, hijo del Sr. Uladislao Concha Piedrahita y de la Sra. Delfina Torres de la Carrera.

Tenía 20 años de edad cuando bajo las órdenes de Eloy Alfaro se alistó en el ejército revolucionario para luchar en contra de la dictadura del Gral. Ignacio de Veintemilla, fue así como el 5 de junio de 1882 participó en el ataque a Esmeraldas, donde fue gravemente herido en ambas piernas.

Fue atendido de emergencia por el Dr. César Borja Lavayen, quien a pesar de ser médico del ejército veintemillista puso los principios humanitarios por sobre los intereses políticos y aplicó toda su ciencia para tratar de salvar al herido, desgraciadamente había perdido mucha sangre, y murió al siguiente día no obstante los grandes esfuerzos realizados por el Dr. Borja Lavayen para salvarle la vida.

Falleció el 6 de junio de 1882, convirtiéndose en uno de los primeros mártires del liberalismo ecuatoriano.

Biografía escrita por el historiador ecuatoriano Rodolfo Pérez Pimentel.

Biografía del Coronel Carlos Concha Torres

Biografía del Coronel Carlos Concha Torres

Nacido el 11 de agosto de 1864 a orillas del río Teaone, en la hacienda San José propiedad de su madre, a solo dos horas de la población de Esmeraldas y muy cercana de la antigua y colonial capital de San Mateo.

Fue hijo del Cónsul General de Nueva Granada, agricultor y comerciante, don Uladislao Concha Piedrahita y de la señora Delfina Torres de la Carrera. Su madre era la viuda de Jorge Vargas y madre de Luís Vargas Torres.

Perteneció a una familia acomodada, lo que le permitió realizar sus primeros estudios en Guayaquil, para luego continuar con los estudios secundarios y finalmente empezar a realizar los primeros cursos de medicina en Estados Unidos. En 1877 falleció su padre en Guayaquil a causa de una afección hepática de posible origen amebiano, ordenando en su testamento que sus hijos pasaran a Europa. Por eso fue enviado a estudiar la secundaria con su hermano mayor Jorge. Posteriormente viajó a Europa y recorrió Francia e Inglaterra lugares donde aprendió francés e inglés, hasta llegar a Alemania donde culminó sus estudios y obtuvo el título de Doctor en Odontología. Fue entonces cuando volvió al Ecuador.

Cuando regresó a Guayaquil en 1882 puso Consultorio y ejerció la odontología por escasos meses, sin mucho interés, en la calle del Teatro No. 146, pero terminó por vender el instrumental traído de Europa al colombiano Germán Lince Lalinde.

En 1883 volvió a Esmeraldas a atender las Haciendas, comenzó una vida de trabajos , bromas y tempestuosos romances que fueron la comidilla de la población.

En 1887 fue fusilado en Cuenca su medio hermano Luis Vargas Torres y desde entonces se volvió gnóstico y dejó de ser católico practicante, como también el resto de su familia.

En 1889 viajó a Lima para las curaciones de su hermano Jorge quién falleció el 6 de enero de 1890. A fines de ese año regresó a Esmeraldas y con Emilio Espinosa fueron los corresponsales de mayor confianza de Alfaro en esa provincia. En agosto de 1891 editó con José Antonio Campaín el diario “El Porvenir” que dirigía su medio hermano Julio César Concha Campusano, luchando por el triunfo de las ideas liberales.

Al inicio de 1895, al estallar el escándalo de la "Venta de la bandera” encabezó los primeros movimientos revolucionarios esmeraldeños en contra del gobierno del Dr. Luís Cordero, quien el 15 de abril se vio obligado a renunciar y entregó el poder al Presidente del Congreso Dr. Vicente Lucio Salazar. Pero los liberales no estaban dispuestos a aceptar que el gobierno caiga en manos de los conservadores, por lo que continuaron la lucha armada. Entonces, fue en ese momento que, al mando de los revolucionarios, la noche del 23 de abril, atacó con doce compañeros el cuartel y se tomó la ciudad, siendo designado Jefe Civil y Militar. Pero los gobiernistas contraatacaron al mando del Coronel Ricardo Cornejo Naranjo y se sucedieron cruentos combates los días 3, 16, 21, y 23 de mayo retirándose finalmente Cornejo por la falta de apoyo popular.

Luego de que estalló en Guayaquil la Revolución Liberal del 5 de junio, fue llamado para incorporarse en Ambato al ejército revolucionario, que al mando de los generales Eloy Alfaro y Cornelio E. Vernaza había vencido a las fuerzas del gobierno en las batallas de Gatazo y Chimbo.

El 21 de junio desembarcó en Bahía de Caraquez y siguió hacia el interior con Medardo Alfaro y José Pazmiño, persiguiendo a 300 hombres del Comandante José Álvarez, que huían a la region interandina o sierra llevando consigo al Obispo de Portoviejo Pedro Schumacher.

El 22 de junio se dio el Combate de Chamizas y en los días sucesivos las fuerzas de Concha siguieron los pasos del batallón No. 4 de línea, que se internó por las selvas de Santo Domingo de los Colorados y luego de pasar enormes trabajos pudo arribar finalmente a Quito. Ocupó Manabí con el batallón Esmeraldas que había formado. Enseguida siguió a Guayaquil, que ya estaba en poder de los liberales, subió por Guaranda y el 24 de agosto lanzó una Proclama anunciando a su gente que habían sido llamados al Cuartel General de los Liberales en Ambato donde les esperaba Alfaro. En septiembre arribaron a Quito y ayudó a organizar la administración pública.

En 1896 fue Jefe de una de las brigadas que intervinieron en la Campaña del Centro. En agosto entró triunfador en Cuenca y dio una soberana paliza al Mayor Estrella, que nueve años antes había intervenido en el fusilamiento de su hermano Luís Vargas Torres. Luego asistió como Diputado por el Azuay a la Asamblea Nacional reunida en Guayaquil, contribuyó a redactar la Constitución que estableció el laicismo y formó, parte de las Comisiones de Guerra, Agricultura y Obras Públicas.
Tras el triunfo liberal

El 8 de junio de 1897 fue reconocido por el ejecutivo con el grado de coronel graduado, el 20 de agosto pasó a ocupar la Gobernación de Esmeraldas, permaneciendo en dichas funciones hasta 1900, preocupado del adelanto y la educación del pueblo. Durante su mandato seccional se fundaron dos escuelas, una para varones y otra para niñas, inauguró el correo en Santo Domingo para una rápida comunicación con la capital, mejoró la Biblioteca Municipal. En lo personal ayudó a los Salesianos desterrados y le hizo más llevadero su confinamiento político en Esmeraldas al Dr. Angel Polibio Chávez. Tras su renuncia viajó por cortos meses a Chile en plan de negocios.

En 1901 se separó de la línea oficialista para apoyar en las elecciones presidenciales a la candidatura presidencial del General Manuel Antonio Franco, que ganó en Esmeraldas aunque perdió en el resto del país frente a Leonidas Plaza Gutierrez, quien tenía el apoyo de Alfaro. Por ello se distanció del Viejo Luchador.

Durante el gobierno del Gral. Leonidas Plaza prefirió mantenerse alejado de la política, pero en 1904 volvió a la lucha y representó a Esmeraldas como Diputado en el Congreso Nacional, donde combatió los abusos del régimen y participó en las deliberaciones para dictar la Ley de Cultos. En las elecciones presidenciales de 1905 nuevamente apoyó al General Franco, que volvió a perder con fraude, esta vez frente a Lizardo García.

Al producirse la revolución del 1 de enero de 1906 en contra del gobierno de Lizardo García, encabezó nuevamente la toma de la ciudad de Esmeraldas y asumió el 19 de enero la jefatura civil y militar de la misma, deponiendo al Gobernador Leonidas Drouet Ávila. Seguidamente viajó a Manabí donde también se hizo cargo del gobierno de esa provincia, a la que pacificó a nombre del presidente Alfaro.

El 3 de mayo fue designado Cónsul General del Ecuador en París y estableció sus oficinas en el No. 91 de la Avenida Wagram, esmerandose en rodear de atenciones a todos los que iban en calidad de desterrados, aunque su carácter siempre jovial se había vuelto algo reservado y por ello sus enemigos sacaron la conseja que era morfinómano, lo cual no era verdad. En 1908 recibió la Gran Cruz de de la Orden de San Estanislao, del Imperio Ruso. Ese mismo año regresó al Ecuador y de inmediato se dedicó a los trabajos agrícolas en las haciendas familiares ubicadas a lo largo de los ríos Teanone, Esmeraldas y Viche, pero en 1910 tuvo que partir a la frontera durante la movilización armada contra el Perú. Con su hermano Pedro y dos unidades de voluntarios negros patrullaron las zonas de la Provincia de El Oro, desde Machala hasta Pasaje. También se opuso al alquiler o venta de las Islas del Archipiélago de Colón.

Para las elecciones presidenciales de 1911 como siempre, estuvo en el ala radical del liberalismo ecuatoriano, apoyó a Flavio Alfaro que triunfó ampliamente en Esmeraldas por 841 votos contra 2 del oficialista Emilio Estrada y 4 de Alfredo Baquerizo Moreno. Al morir intempestivamente Estrada en 1911 y desatarse la guerra civil entre alfaristas y placistas, decidió tomar partido y el 21 de diciembre hizo pronunciar a Esmeraldas a favor de Eloy Alfaro y se trasladó con refuerzos a Guayaquil, mientras Flavio Alfaro organizaba las tropas.

El 8 de enero de 1912, Flavio Alfaro le situó de Jefe de la Segunda División formada por nueve batallones que el día 11 combatieron casi siete horas en Huigra, hasta agotar el parque de municiones. Finalmente, tras apoderarse de varios prisioneros y hasta de una pieza de artillería, tuvieron que retirarse. También intervino en los sangrientos combates de Naranjito y Yaguachi.

El 13, Carlos Concha y los suyos se batieron nuevamente en Naranjito y como el gobierno del interior se valió de la pugna existentes entre Milagro y Yaguachi, el Coronel Enrique Valdez Concha se sumó a las tropas serranas, bajo la promesa de la cantonización de Milagro. En tales circunstancias se produjo la batalla de Yaguachi. Carlos Concha se parapetó varias horas en la torre de la iglesia disparando sin cesar. La acción fue sangrienta y quedaron tendidos entre muertos y heridos 1.500 soldados. Flavio Alfaro fue herido y retirado del campo pero sus fuerzas se concentraron en Guayaquil, en tanto que las del interior pedían el fusilamiento de 76 oficiales del bando flavista, entre ellos los hermanos Carlos y Julio César Concha.

Luego de la firma del Tratado de Durán que puso fin a las hostilidades, y como consecuencia de la traición de los Placistas, fue capturado y hecho prisionero en Guayaquil en el local del Colegio Nacional Vicente Rocafuerte, pero logró salvar su vida gracias a importantes gestiones realizadas por su cuñado el Dr. José Luís Tamayo y por el Dr. Julián Coronel.

Tras la muerte de Alfaro.

Artículo principal: “Guerra de Concha”.
Luego del asesinato de los héroes liberales permaneció durante largo tiempo escondido en la isla San Ignacio en el golfo de Guayaquil, hasta que fue capturado el 18 de agosto acusado de conspirar en contra del gobierno, pero al no poder sustentarse dicha acusación, fue puesto en libertad el 10 de septiembre. Un mes más tarde fue nuevamente capturado en Guayaquil, pero como no se le pudo comprobar ningún delito, el gobierno del Gral. Leonidas Plaza Gutierrez lo reincorporó al ejército como Jefe de la Sección Técnica del Estado Mayor, para poder tenerlo vigilado por la policía de Quito. Pocas semanas más tarde escapó hacia Esmeraldas destruyendo los alambres telegráficos para evitar su captura, pero nuevamente fue detenido y esta vez conducido al Panóptico de Quito donde más tarde se le siguió un Consejo de Guerra que lo condenó a seis meses de prisión, pero apeló ante la Corte Suprema Marcial y obtuvo su libertad gracias a su defensor el Dr. Luis Felipe Borja, hijo.

Después de esto regresó a Esmeraldas donde el 24 de septiembre de 1913 encabezó un nuevo levantamiento armado contra el régimen del Gral. Plaza, quien finalmente -luego de una larga y sangrienta guerra civil- en 1915 logró capturarlo nuevamente y lo encerró una vez más en el Panóptico, lugar donde se quebrantó su salud y permaneció hasta la instauración del gobierno del Dr. Alfredo Baquerizo Moreno, en septiembre de 1916.

El 24 de febrero de 1915 una partida de gobiernistas conducida por el traidor Nicanor Bodero, llegó a la hacienda san José, capturó a Amalia Andrade (su esposa), a Carlos y a Julio César Concha (su hermano), que se hallaban descansando. Carlos estaba muy debilitado y enfermo a causa de una amebiasis complicada con los primeros síntomas de tuberculosis. Dicha enfermedad se agudizó durante el tiempo que permaneció en prisión en Quito. Sin miramientos fue conducido a Esmeraldas, se le instauró un juicio por delitos comunes pero fue sobreseído y trasladado por mar a Durán le embarcaron en el tren hacia Quito. En Chiriacu lo recibió modosamente Plaza y le pidió el cese de fuego pues la revolución continuaba en la selva dirigida desde la hacienda Mútile por Enrique Torres Concha, hermano del caudillo. Concha se negó a un entendimiento y fue conducido al Panóptico.

En 1917 regresó a su hacienda San José y no volvió a salir, pues se hallaba muy enfermo de tuberculosis y aquejado de un cansancio general; de su antigua fortuna, que había sido grande, ya no quedaba nada, pues San José y la Clemencia estaban devastadas, el gobierno las había embargado a causa de la guerra, no existía sembríos de ninguna clase y el ganado había desaparecido. Así falleció, el 12 de abril de 1919, prematuramente avejentado, pues solo tenía 55 años. Su sepelio fue sencillo pero emotivo. Le acompañaron sus antiguos partidarios y camaradas en armas y el pueblo que nunca dejó de admirarlo. El ejército le rindió honores militares y desde entonces su nombre es símbolo de dignidad y valor.

Biografía escrita por el historiador ecuatoriano Rodolfo Pérez Pimentel, con ciertas adecuaciones hechas por el Ing. Jairo H. Díaz C.

Biografía del Coronel Luís Vargas Torres

Biografía del Coronel LUIS VARGAS TORRES.
MARTIR.- Nació en Esmeraldas en 1.855 y fueron sus padres legítimos el comerciante Luis Vargas natural de Tumaco y dueño de la hacienda ganadera San José, fallecido de una apostema amebiana al hígado hacia 1.860 y Delfina Torres de la Carrera, que contrajo segunda nupcias con el Vicecónsul de Nueva Granada en Esmeraldas, Uladislao Concha Piedrahita, al quedar viuda de Luís Vargas.

Nota: Delfína Torres De la Carrera fue hija legitima de Javier Torres Betancourt, quiteño, secretario en 1.810 del Gobernador patriota de Atacantes Miguel de Betancourt y Nicolalde nieta materna del realista Diego de la Carrera Alcalde de la Santa Hermandad en 1.820, dueño de la hacienda Victoria, un trapiche y esclavos, y de Lucía de la Carrera y Portocarrero, natural de Atacames.

Fue el segundo de cuatro hermanos que crecieron entre Esmeraldas y las haciendas, gozando de una completa libertad para correr, jugar y conversar con los indios, negros y mulatos, pero quedó huérfano de cinco años, sin embargo su carácter delicado, atento, sensible y cariñoso no cambió. Sabía ganarse el aprecio general y en 1.867 fue enviado con su hermano Rómulo a estudiar la secundaria en el colegio San Gabriel de los jesuítas de Quito, donde, les cayó bien a los profesores jesuitas y fue tomado a cargo.

En 1.872 y a causa de la influencia religiosa que había recibido, ingresó al Seminario con la intención de hacerse sacerdote. Se vivían los tiempos tenebristas de la dictadura teocrática garciana y el conflicto entre ciencia y fe, agudizado por las ideas evolucionistas de Darwin, era notorio en el ambiente. El papado, a causa de la toma de Roma por las fuerzas garibaldinas, había declarado la guerra al liberalismo en política y a todo cuanto tuviera visos de modernidad. Una cúpula religiosa fanatizada y obscurantista mantenía a la iglesia ecuatoriana en una dolorosa postración a los pies del gobernante tirano, de suerte que el joven Vargas Torres, desilusionado del ambiente, volvió a Esmeraldas en 1875, de escasos veinte años, pero convertido en un intelectual serio y circunspecto, dueño de una bien cimentada cultura y de un estilo literario nítido que mucho le serviría en el futuro.

Hasta arreglar los asuntos relacionados con su herencia paterna pidió a su padrino y tutor Miguel Palacios Portocarrero que le proporcionara un trabajo cualquiera y fue durante algunos meses humilde escogedor de tabaco, a tiempo que habitaba en la casa de su abuela Lucía de la Carrera Portocarrero, que daba al río por un lado y a la iglesia por el otro, y acompañaba a sus numerosas primas a la fiestas que por entonces se celebraban.

Solía escuchar con atención a los demás, era pulcro hasta la elegancia y aunque había perdido la fe religiosa y no acostumbraba rezar nunca, creía firmemente en la existencia de un Dios altísimo, justo y omnipotente, así como en el destino del hombre hacia la libertad, meta definitiva marcada por el progreso, la ciencia y la civilización.

En 1877 instaló con Julio Concha Campuzano, la primera fábrica de hielo que se conoció en Esmeraldas. Ese año murió su padrastro en Guayaquil don Uladislao Concha y su madre y hermanas menores viajaron al puerto principal donde adquirieron una casa en el Barrio Las Peñas en el callejón Gutiérrez. Entonces él se mudó a la casa materna en Esmeraldas y cuando en 1878 arribaron los esposos Gil Santa Cruz en extrema pobreza, les ofreció un generoso alojamiento en su casa. Pronto se enamoró de la bella Gertrudis Gil, hija de ese matrimonio, planearon contraer matrimonio y hasta adquirió el vestido de novia, pero la voluble joven prefirió a su socio Julio Concha Campuzano y para evitar inútiles conflictos decidió abandonar Esmeraldas y con parte del dinero que le correspondía en herencia viajó a Guayaquil.

En 1879 se asoció con el comerciante Domingo Avellaneda bajo la razón social “Avellaneda y Vargas T.” en los bajos del edificio de la Gobernación, calle Pichincha entre las calles Aguirre y Clemente Ballén. En 1881 adquirió los derechos de su socio en la tienda. Meses después debió cambiarse pues en la Guía de Guayaquil de Manuel Gallegos Naranjo apareció el siguiente anuncio “Luis Vargas T. Calle del Correo No. 1, Importador y exportador de artículo nacionales, europeos y americanos”.

En 1.882 el Presidente Veintemilla proclamó su dictadura y el país se alzó en armas. El 6 de Agosto de ese año falleció en Esmeraldas su medio hermano Clemente Concha Torres, joven que aún no cumplía veinte años, a consecuencia de las heridas recibidas en el campo de batalla, luchando contra las fuerzas del gobierno. Este doloroso acontecimiento marcó su destino y a finales de año vendió su negocio y con algunos miles de pesos viajó en la segunda quincena de Noviembre a entrevistarse con Eloy Alfaro en Panamá.

Planificada la revolución regresó al Ecuador con Medardo Alfaro, José Gabriel Moncayo y otros liberales. Traían 2000 rifles y varios miles de cartuchos. A principios de Diciembre arribaron a las costas esmeraldeñas, avanzaron a la Propicia y el 6 de Enero de 1.883 vencieron a las tropas gobiernistas del Coronel Ulbio Camba que se refugió a bordo de vapor “Huacho”.
Entonces Eloy Alfaro pudo desembarcar en la población, nombró su Gabinete, abrió campaña en Manabí y ocupó el resto de la provincia casi sin resistencia.

El 15 de Abril arribaron los Regeneradores a Daule, el 28 a Pascuales, el 29 se situaron en Mapasingue organizados en tres divisiones bajo la órdenes de los Coroneles Manuel Antonio Franco, Luis Vargas Torres y Enrique Avellán Usubillaga. El 9 de Julio tomaron Guayaquil por asalto en unión de los Restauradores de la sierra, quienes ocuparon los cuarteles porque no tenía casas donde llegar y por eso permanecieron unidos, mientras los costeños se dispersaban por sus hogares. Alfaro le había ascendido a Coronel efectivo de Infantería y el 6 Agosto le reconoció dicho título, en su calidad de encargado del Mando Supremo del litoral.
A fines de 1883 concurrió a la Convención Nacional como diputado por Esmeraldas, pero al constatar la mayoría conservadora y el desprecio con que se trataba a los liberales, publicó el folleto “Alfaro y los pentaviros de Quito” en refutación a otro editado por el General José María Sarasti y se lanzó a la Oposición, se embarcó a Panamá y llevó a Eloy Alfaro una mayor cantidad de dinero del que le había ofrecido para atender los primeros gastos de la movilización, también le entregó un Giro a cargo de la Casa Comercial de Rafael Valdéz por siete mil pesos a ciento ochenta días plazo.

En las siguientes semanas viajó por Colombia a cobrar ciertas acreencias de su familia y con el secreto propósito de recabar la ayuda de los liberales de ese país para la revolución que estaba programando Alfaro.

El 15 de Noviembre de 1.884 Alfaro, Vargas Torres y otros más abandonaron el puerto de Panamá a bordo del vapor “Alajuela” rebautizado como “Pichincha”, adquirido para invadir las costas del Ecuador. A la altura de Tumaco se toparon con el “Nueve de Julio” que había salido a buscarlos, lograron ponerlo en fuga y el 4 arribaron a Esmeraldas.
Vargas Torres se quedó en esa población armando a los voluntarios y Alfaro prosiguió a Portoviejo donde fue rechazado, mientras el General Reinaldo Flores se dirigía al mando de una flotilla naval a bloquear al “Alajuela” en la Bahía de Caráquez, pero la nave revolucionaria logró huir en horas de la madrugada, sorprendiendo y abordando al “Huacho” a la altura de Jaramijó y cuando ya se creían los liberales victoriosos, fueron embestidos por el “Nueve de Julio” y se perdió la acción.

Después retrocedieron los expedicionarios por la playa y por el monte hasta Santo Domingo; finalmente, tras largas penalidades, repasaron la frontera con Colombia, mientras Vargas Torres y sus voluntarios cubrían la retirada.
Así finalizó la revolución del 1.884, pero las guerrillas de Crispín Cerezo y José Ruiz Sandoval continuaron amagando desde Vinces para arriba. El 1°. de Enero de 1.885 se abrió el patíbulo en Palenque a Nicolás Infante, en Guayaquil ocurrió el fusilamiento del joven Suboficial Amador Viteri y en Ambato fue linchado Leopoldo González.

El “Diario de la Campaña de Alfaro” que Vargas Torres había ido anotando día por día, fue tomado por los soldados del gobierno de entre su equipaje y se editó sin comentario alguno en 1.885 en 22 pags. mientras los exilados ecuatorianos vivían en forzada inactividad en Lima, donde Alfaro formó el Consejo Provisional Revolucionario con Felicísimo López, José Gabriel Moncayo, Luis Vargas Torres y Jacinto Nevares para emitir bonos de financiamiento de la nueva revuelta.
Meses después, Reinaldo Flores dio a la Luz un folleto titulado “La Campaña de la Costa” y Vargas Torres viose precisado a redactar el suyo con el nombre de “la Revolución del 15 de Noviembre de 1.884”. Entregados los originales a Carlos Prince, este retardó la edición en connivencia con el General Francisco Javier Salazar, Plenipotenciario ecuatoriano en Lima. El vergonzoso conciliábulo fue denunciado ante los Tribunales que sin embargo nada hicieron y Vargas Torres tuvo que imprimir su obra en 75 pags. en la Imprenta Bolognesi en 1.886.

Por esos días ingresó a la Logia Masónica “Paz y Orden” y seguía como león en jaula, cansado de la vida sedentaria. Alfaro planeaba una nueva campaña terrestre y naval según la cual Vargas Torres atacaría por Loja y Alfaro en el vapor “Vilcanota” amagaría las costas de Manabí. Con tal finalidad Vargas Torres viajó a Piura donde fue apresado mientras espectaba una representación teatral, pero el Subprefecto del Distrito lo puso en libertad condicional por falta de pruebas y días después ingresó al Ecuador por Catacocha. El 28 de Noviembre lanzó un Manifiesto proclamando la Revolución, abrió operaciones y el 2 Diciembre ocupó la ciudad de Loja; pero el 7 fue cercado por las tropas del Coronel Antonio Vega Muñoz y cayó prisionero con sus compañeros principales y cuarentidos hombres de tropa. A fines de mes fueron conducidos a Cuenca.

El 5 de Enero de 1.887 se les instauró un Consejo de Guerra que presidió el Comandante encargado del distrito del Azuay, Coronel Alberto Muñoz Vernaza, “quien se parcializó, cometió infracciones y permitió toda clase de vejámenes contra los prisionero entregados a su custodia”.
Dicho Tribunal condenó a sufrir la pena de muerte de Luis Vargas Torres, Pedro José Cavero, Jacinto Nevares y Filomeno Pesantes sindicados de ser los cabecillas de la revolución, así como al soldado Manuel A. Piñeres por el método de la insaculación, es decir, por la suerte, de entre sus compañeros detenidos. Todo ellos, menos Vargas Torres, solicitaron la conmutación de la pena; mas, los Dres. Moisés Arteaga y Emilio Arévalo asumieron su defensa y se sumaron a la solicitud de los otros sentenciados a muerte.
El asunto pasó a conocimiento del Consejo de Estado en Quito y el Ministro de Guerra, José María Sarasti, abogó por la suerte de los prisiones, pero el Ministro Fiscal Dr. Pablo Herrera le contradijo y al final el Consejo se pronunció por la conmutación a Pesantes y a Piñeres solamente, que el Presidente Caamaño la amplió a Cavero y a Nevares el 2 de Marzo.

El 11 de marzo el Dr. Luis Cordero y el Coronel Floresmilo Zarama, Jefe del Batallón No.- 3 de Guarnición de Cuenca, motivaron al Dr. José Rafael Arízaga para que convenciera a Vargas Torres de solicitar el indulto, lo que así sucedió, pero fue demasiado tarde.

El día 15, en la madrugada, su hermano Jorge Concha Torres compró al Oficial de Guardia y cuando Vargas Torres ya había ganado la calle recapacitó y como no podía abandonar a su suerte a sus compañeros volvió a la celda. Por este incidente, el historiador conservador Wilfrido Loor Moreira, años después, escribió que era un suicida.
La fuga fue comentada en la población y los prisioneros fueron trasladados al cuartel de la Columna Azuay frente a la Plaza Principal. El 19 de marzo, día de san José, onomástico de Caamaño, le comunicaron que la sentencia por fusilamiento se cumpliría el día siguiente 20 de Marzo de 1.887. El Obispo Miguel León quiso confesarlo pero fue cortésmente rechazado.

Esa noche escribió varias cartas de despedida y su testamento político que tituló “Al borde de mi tumba”, que contiene su Alegato ante el Consejo de Guerra. Ambos documentos son modelos de buen estilo, patriotismo ilimitado y le revelan como un pensador y polemista robusto, claro y sereno, amante de la libertad que proporciona la ciencia y el conocimiento. La sentencia se cumplió a las 7 de la mañana. Avanzó con paso firme- No hay señal de sombra en sus ojos. No hay señal de miedo en el corazón. Murió esbelto, cenceño, con fisonomía atractiva, vestido íntegramente de negro y de pie, sin haber aceptado que lo fusilaran por la espalda ni con los ojos vendados. La primera descarga de 5 disparos le hirió el vientre y aún tuvo fuerzas para señalar el corazón, una segunda descarga acabó con su vida. Fue arrastrado y lo lanzaron a un sitio llamado quebrada de Supai Huaico o del diablo, donde iban a parar los despojos de los réprobos (suicidas) porque no fue admitido en el campo santo. Esa noche, la familia de Carlos Zevallos Zambrano, subrepticiamente le dio sepultura cerca del cementerio. La noticia recorrió el mundo americano.

Al triunfar la revolución liberal del 5 de Junio de 1.895 sus restos fueron trasladados a Guayaquil y en 1.953 viajaron a Esmeraldas, a petición de esa Municipalidad y para honra del pueblo que le viera nacer. Hoy descansa en triunfo.

Su amigo –el político conservador– Angel Polibio Chávez le describió así: “tenía la suavidad de un niño y el alma de un atleta, por eso cayó como un gigante”.

Biografía escrita por el historiador ecuatoriano Rodolfo Pérez Pimentel, con ciertas notas adicionales hechas por el Ing. Jairo H. Díaz C.

Biografía del Capitán Diego de la Carrera Aldean

Biografía del Capitán Diego De la Carrera Aldean

Nació en 1770 en Barbacoas, Nariño, Colombia. En 1810 habiendo sido restituidos los realistas en Quito, la Real Audiencia propuso su nombre y el Conde Ruiz de Castilla lo nombró gobernador interino de la Provincia de Esmeraldas, en reemplazo del Capitán Miguel Betancourt Nicolalde, quien había sido nombrado un año antes por los patriotas.

Don Diego era hombre de mediana edad, tenía cuarenta años y estaba casado con la señora María Portocarrero Vélez.
En Atacames le nació en 1795 una hija llamada Francisca que murió soltera. De ella se cuenta que estando en esa población tejiendo cordones de cabuya con una navaja se vació el ojo derecho por accidente. Luego María en 1797 que se casó con el guayaquileño José María González de Vera, no tuvieron hijos. Después nació Lucía en 1799 que contrajo nupcias con Xavier Torres Betancourt y finalmente Juana que falleció de corta edad.

Don Diego estuvo un año interinamente reemplazado a Betancourt, pues en 1811 recibió despachos como Teniente de Corregidor y cuando sobrevino la revolución del 9 de Octubre de 1820, viendo que su situación personal se tornaba crítica, solicitó a su secretario Xavier Torres Betancourt que se internara en la selva con su mujer e hijas, mientras el preparaba las defensas con quince esclavos. A poco arribaron los expedicionarios guayaquileños que arrestaron a Diego De la Carrera después de atacar su casa y lo pasearon en un burro por el poblado al grito de "Viva la Patria”.

Uno de los más exaltados revolucionarios le pidió en un momento dado que vivara la revolución; pero, de la Carrera, que era un hombre venerable, respondió con toda serenidad: "Viva Fernando VII" y fue atravesado a bayonetazos. Ese fue el triste fin de la administración española en Atacames.

Su viuda e hijas pasaron numerosas privaciones en la selva, ocultándose de sus enemigos y de las fieras, pero siempre en la fiel compañía del secretario Torres, que las cuidaba de todos los peligros y cuando los ánimos se calmaron y volvieron las cosas a ser como antes, pudieron salir al poblado. Mientras tanto un romance se había iniciado entre el fiel secretario y la joven Lucía. Bellos tiempos aquellos en que se podía disponer de toda una provincia virgen para planificar el futuro y conquistarlo.

Biografia escrita por Rodolfo Pérez Pimentel, con ciertas adecauciones hechas por el Ing. Jairo H. Díaz C.

Biografía de Uladislao Castro Prieto de la Concha y Piedrahita

Biografía de Uladislao Castro Prieto De la Concha y Piedrahita

VICE CONSUL.- Nació en Buga, Colombia, en 1823. Fueron sus padres legítimos Ignacio Concha Grafe, natural de Popayán, Cauca empadronado como noble en el censo de dicha ciudad y Teresa de Piedrahita Racines, natural de Buga, Valle del Cauca.

Fue el mayor de una larga familia compuesta de ocho hermanos. Tuvo una
niñez pobre con un padre jugador e irresponsable pero muy divertido pues tenia un ingenio proverbial y simpatía sin límites. Viviendo en una gran casa colonial en la ciudad de Buga, que había sido de su bisabuelo materno el español José Racines y Arce y terminó en poder de su tío abuelo el Presbítero Fernando Racines y Fernández de Ribera, sacerdote inquieto, revolucionario y liberal, que le enseñó las primeras letras y las cuatro reglas matemáticas. En esa casa mandaban las mujeres: Teresa y Margarita Piedrahita Racines: La primera, mujer de Ignacio Concha y madre de nuestro biografiado, de temple superior, muy enamorada de su marido, a quien idolatraba, generosa en extremo y en varias ocasiones partió lo poco que tenia con el vecindario desvalido; por eso, cuando murió, su cadáver fue acompañado al cementerio por las señoras de Buga, en gesto Inusual, dadas las costumbres de la época.

En 1840 su tío abuelo Racines se vio envuelto en la revolución contra el Presidente colombiano José Ignacio Márquez y descubierto el movimiento tuvo que huir a Guayaquil, donde se encontraba su sobrino el Dr. Ignacio de Piedrahita Racines, quien gozaba de una excelente situación política y social. El Joven Uladislao decidió seguirle para abrirse campo en el exterior. Buga era una ciudad vallecaucana demasiado tranquila que no ofrecía posibilidades y Concha había sacado el corazón dispuesto a la aventura.

Una vez en Guayaquil trabajó para la firma “Caamaño Hnos." en las bodegas de cacao que tenían en el malecón, haciendo de todo, desde escogedor hasta guardián. Dos años después pasó a la "Casa Luzarraga" y en 1843 pidió que lo mandaran de comprador a Manabí, donde conoció las posibilidades comerciales de esa provincia y viajó por primera ocasión a Esmeraldas, maravillándose de sus selvas, montes y ríos vírgenes. En 1845 la situación política nacional y una prolongada sequía bajó el comercio manabita y Concha se estableció definitivamente en Esmeraldas, con tienda en el malecón, habilitando unas viejas barracas de madera y caña, pero un formidable incendio dio todo al traste y tuvo que regresar otra vez a Manta, donde siguió hasta 1850 como agente de la "Casa Luzarraga".

En 1851 volvió a Esmeraldas, rehizo las barracas y con unos ahorros que había podido formar adquirió la hacienda ganadera "La Victoria" que sembró de cacao. En 1852 nuevamente volvió a perder su negocio por otro incendio y fue designado Vice Cónsul de la Nueva Granada en Esmeraldas. Entonces, merced a su crédito nacional y al buen nombre que había sabido ganarse en el exterior, pues desde 1849 era consignatario de la casa comercial "Aaron C. Degener" de New York. que le envió nuevas mercaderías, logró salir adelante.

En 1853 donó una suma considerable de dinero para la construcción de la nueva iglesia. Mantuvo relaciones maritales con Petrona Campuzano y con María Josefa Bejarano Paredes. En 1856 nació su hija Victoria. En 1857 Alejandrino, entre el 58 y el 59 tuvo a Sara y a Julio César, pues tenía la mirada viva, audacia para enamorar y excelente figura. Delgado, de estatura más bien mediana, rostro blanco, ojos plomizos y fulgurantes, pelo cano desde la Juventud, nariz recta y bien formada y una forma de tratar a las personas que conquistaba.

En 1862 comenzó a tener familia con Delfina Torres De la Carrera Vda. de Luís Vargas, con quien contrajo matrimonio el 12 de Julio de 1867, ante el Vicario Manuel de J. Zuñiga, siendo padrinos Ricardo Silva y Mercedes Castro. Con ella tuvo trece hijos.

En Abril de 1867 había conferido poder a su madre, ante el Alcalde Segundo Cantonal, Manuel Valdéz, para negociar una suma de pesos que tenía entregada a José María Cabal. Para esa época era Vicecónsul de los Estados Unidos de Colombia. Poco después extendió poder a los señores Camacho Roldan de Bogotá para que le cobren sus sueldos atrasados desde 1852.

Ese año fue especial pues también testó ante Miguel A. López, Escribano Público, constituyendo de albaceas de sus hijos menores a sus dos yernos Rafael Valdéz y Tomás Gastelú, esposos de Victoria Concha y de Sara Concha.

El 5 de Mayo de 1868, con su hermano Ismael donó los derechos y acciones en la sucesión de su madre, por partes iguales, en favor de sus tres hermanas: Serafina de Quintero, Carmen de González y María Josefa de Bueno.
Aparte de sus almacenes o barracas del malecón tenia entregado tabaco a consignación en el extranjero, a través de José Antonio Flor y era su dependiente principal Jacinto Nevárez, Manabita.

El 13 de Diciembre de 1872 declaró como el total de sus bienes la cantidad de 82.956 pesos y 4 reales y que su cónyuge tenía 29.947 pesos y 78 centavos. Sus bienes propios estaban representados por la Hda. Victoria en el distrito de Esmeraldas, los terrenos de Timbre y Tatica, otro urbano, entre el segundo y tercer estero, el de Viche, las barracas del malecón con sus bodegas, los documentos de los peones de la Victoria y los terrenos Delfina y Concepción rematados a Pedro Pablo Frías, mercadería variada, documentos de terceros en su cartera, cuentas corrientes en sus libros, importe de consignaciones, 15 acciones del Banco Hipotecario de Guayaquil y aproximadamente 800 cabezas de ganado. Su cónyuge tenia un solar en la calle de la Escuela frente a la casa de Rafael Valdéz y la casa grande que seguía a continuación, ubicada en la esquina de la plaza.

En 1874 mandó a educar a su hijo Clemente a Londres, donde permaneció hasta 1880 que regresó justo a tiempo para intervenir en las luchas contra la dictadura de Veintemilla, donde perdió la vida en una batalla.

En 1877 empezó a sentir ciertos malestares y decidió viajar a tratarse a Guayaquil. Hospedado en la casa de su hija Victoria de Valdéz, resultó que tenía una apostema Amebiana en el hígado, reacia a los tratamientos de raíz del Brasil, que se fue complicando con pulmonía y acabó con su vida el 29 de Diciembre, a la edad de 54 años, cuando aún podía ser útil a la sociedad y a los suyos.

Fue sepultado al día siguiente en la Iglesia de San Agustín, que se quemó para el Incendio del Carmen en 1902. Entonces sus hijas quisieron rescatar los restos pero solo hallaron la caja de zinc porque lo demás se había carbonizado durante el flagelo.

Fue un excelente ciudadano que apoyaba con dinero y persona a sus numerosos compatriotas en desgracia cuando arribaban a Esmeraldas. A unos conseguía trabajo y a otros les facilitaba dinero para el pasaje a Guayaquil, ciudad de más amplios horizontes.

En su testamento dispuso que sus hijos pasaran a educarse en Europa y sus hijas fueran internadas en el Colegio de Los Sagrados Corazones de Quito, donde permanecieron un año. Luego pasaron al mismo Colegio en Guayaquil. Entonces su viuda prefirió trasladarse a vivir al puerto para evitar el internado.

Enamorador exitoso con el bello sexo, empresario que logró acumular una gran fortuna con sus negocios y preparó a los suyos para la realización de grandes empresas.

Biografía escrita por Rodolfo Pérez Pimentel y ciertas adecuaciones hechas por el Ing. Jairo H. Díaz C.

Genealogía de la familia Centeno en el Ecuador

  GENEALOGÍA DE LA FAMILIA CENTENO Este linaje es originario de Portugal, de donde pasó a España, sin que se conozca la fecha exacta, pero s...